Mis utensilios de cocina: freidora sin aceite
Hoy os voy a hablar de uno de mis últimos caprichos en lo que a cacharritos de cocina se refiere: la freidora sin aceite.
Cuando el papá de los cachorritos y yo pusimos la casa no existían estas freidoras, somos de otro siglo, qué le vamos a hacer.
O si existían, yo aún no era una friki en el mundillo y no las conocía. Compramos una freidora normal de aceite, pequeñita, de sólo 3 litros. Y durante este tiempo la hemos usado únicamente para freír patatas y croquetas. El resto de fritos -o a la plancha- se han hecho siempre en sartén o hemos buscado alternativas al horno, por ejemplo, para hacer alitas de pollo, para restar un poco el número de calorías y de aceites.
Freidora sin aceite
Pero hace ya unos años que venía yo escuchando las maravillas de las freidoras sin aceite. ¿Freír patatas sólo con una cucharada? Parece magia.
Y a mí, las cosas de magia en a cocina me gustan. Y más si te facilitan la vida y te ayudan a comer un poco más sano. Así que me puse a investigar y a cotillear. Y cotilleé mucho porque he tardado varios años en poder comprármela. De hecho, una de las personas a las que mas he cotilleado ha sido mi hermana, que tuvo la suerte de hacerse con una freidora sin aceite antes que yo 😉
Para que mi opinión quede bien clarita, os voy a ir contando los pros y los contras que he encontrado.
Los contras:
Ocupan mucho espacio
En general, todas las freidoras sin aceite que yo he visto ocupan bastante más hueco en la cocina que las freidoras tradicionales con aceite, sobre todo si hablamos de una pequeñita como la que tenía yo antes. No he encontrado ningún modelo que sea de ese tamaño.
De hecho, la proporción entre el hueco que ocupan y la cantidad de comida que se puede cocinar en ellas es muy alto. Vamos, que cabe poco alimento para lo grandes que son. Pensemos que estas freidoras, en realidad, son como un pequeño horno: funcionan con aire caliente y supongo que esa maquinaria es más voluminosa que las resistencias que calientan el aceite en las freidoras tradicionales.
Así que cuenta con que necesitarás un montón de encimera para tener una de estas freidoras.
El precio
Mientras que puedes comprar una freidora tradicional por unos 50€ (o incluso menos), las freidoras sin aceite rondan los 100. Muchos modelos más completos, incluso lo superan por mucho.
El tiempo
La freidora sin aceite tarda mucho más en cocinar determinados alimentos que las freidoras convencionales. Puede ser un inconveniente si no cuentas con ese tiempo, claro. Pero lo bueno es que tú no tienes que hacer casi nada… Si te organizas y gestionas bien el tiempo, puede hasta ser una ventaja: se puede ir preparando otro plato, poniendo la mesa o darse una ducha 😉
Los pros
Cocinar con muy poco aceite.
Como norma general y dependiendo de lo que vayas a cocinar, con una cucharada de aceite será suficiente. Para algunos platos que luego os contaré, yo he usado incluso menos. Pero esto llama especialmente la atención en las patatas fritas. ¿Os lo imagináis? ¡Patatas fritas sin aceite!
Salen ricas. Incluso muy ricas. Pero es en el plato que más diferencia he notado en relación con las freidoras tradicionales. A pesar de estar crujientes, el sabor de las patatas fritas en una freidora sin aceite es distinto a las “normales”.
A mí no me preocupa porque todo es cuestión de educar el paladar: a mi cachorrito mayor también le costó acostumbrarse al pan de casa e incluso lloró un día en el súper por no poder comprar sus galletas favoritas porque tenían aceite de palma. Hemos ido buscando alternativas y al final hemos encontrado otras galletas que sí le gustan.
Pues con esto igual: practicaremos y conseguiremos que las patatas fritas sin aceite sean las mejores del mundo 🙂
Sin embargo, en el resto de alimentos que he cocinado no se nota nada de nada la diferencia.
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Platos ricos y saludables
Verduras.
Además de las patatas fritas, he cocinado en mi freidora sin aceite verduras y hortalizas: espárragos trigueros, champiñones rellenos, salteado de calabacín. Todo con un resultado asombroso. Para las verduras y hortalizas he usado incluso menos aceite de la cuchara que indica en las instrucciones: con pincelar un poco las bandejas he tenido suficiente. Ni se agarra, ni sale seco, ni demasiado graso. Sencillamente genial.
Carnes y pescados.
Que sí, que sí, que también puedes cocinar carnes y pescados.
No os imagináis cómo sale el pollo al ajillo. Está tan rico si nada de aceite (nada, leéis bien: sólo con la grasa de la piel de pollo) que es sorprendente.
Balance.
Así, como resumen, os diré que yo estoy encantada con mi máquina para cocinar sin aceite. No sólo es fácil de usar, sino que además, te permite hacer determinadas recetas sin necesidad de estar pendiente del cocinado; tú, mientras, puedes dedicarte a preparar la guarnición o el primer plato. Eso si no decides cocinar todo a la vez en ella.
En realidad, es una de las virtudes mágicas de estos aparatos: ellos cocinan y tú no voy a decir que vayas al sofá a relajarte. Pero es como tener un pinche 😉 que te ayuda a cocinar: mientras la freidora sin aceite va cocinando el pescado, tú vas haciendo la ensalada.
Mientras ella va haciendo las tiras de pollo para las fajitas mexicanas, tú vas cortando el tomate y preparando las salsas para aliñar.
Todo es organizarse y aprender a usar estos inventos en nuestro beneficio. ¿Te animas a probar una freidora sin aceite?
2 Respuestas
[…] Ya os he hablado de ella, de lo que me gusta y lo que me gusta menos de esta máquina que se publicita como freidora sin aceite pero que yo creo que se asemeja más a un hornillo de aire. Podéis leerlo aquí. […]
[…] no es muy patatera. Que a mí me sacas de las patatas fritas (que ahora siempre hacemos en nuestra freidora sin aceite) o de las patatitas que acompañan al pulpo a la gallega y no. No terminan de […]