A estas alturas creo que ya os habéis enterado de que tengo un #huertourbano. Y que está dando muchos muchos frutos este verano: calabacines, pepinos y tomates (sobre todo los cherry) compiten entre sí para ver cuál llena más rápido nuestra despensa y, por ende, las entradas de este blog.
De momento ganan los calabacines, soy consciente. Los pepinos no son santo de mi devoción, aunque el cachorrito mayor y el abuelo se los comen tal cual desde el desayuno a la cena, así, sin pausa, casi.
Hasta ahora los tomates los venía usando en ensaladas, para saborearlos bien porque no tienen nada que ver con los comprados. Ya solo el olor… es otra cosa.
Pero hay tantos, pero tantos tantos tantos, que ya necesito hacer otras cosas con ellos. Voy a probar a secarlos y conservarlos así para el invierno, pero de momento he recuperado las masas que con estos calores estaban relegadas al olvido y he hecho una deliciosa focaccia de tomates cherry, aromatizada con aceite de romero porque las hierbas aromáticas crecen también ahora muy fácilmente en los huertos.
Y, ¿por qué la he llamado tomaccia? fácil: cuando le dije al cachorrito pequeño (mi sobri) que este pan se llamaba focaccia, él, al verlo lleno de tomates por encima dijo “está buena la tomaccia”. Y con tomaccia se quedó 🙂
La focaccia, para quien no lo sepa, es un pan plano de origen italiano. No es una pizza, es un pan, lo que pasa es que se le ponen hierbas u otras cositas por encima para aromatizarlo y darle un toque de color (y sabor, claro).
Receta de la focaccia de tomates cherry y aceite de romero
- 400 gr. de harina de fuerza
- 200 gr. de leche entera
- 130 gr. de aceite de romero
(lo hacemos, simplemente, poniendo una ramita de romero en una botella de aceite y dejándolo macerar al menos 24 horas) - 1 cucharadita de sal
- 8 gr. de levadura fresca de panadería
- tomates cherry al gusto.
Cómo preparar la focaccia de tomates cherry
Lo primero de todo es preparar la masa.
Para ello, ponemos todos los ingredientes, salvo los tomates cherry en la jarra de nuestra thermomix (o de la My Cook) y seleccionamos el programa de amasado –espiga– hasta que veamos que se ha formado una masa uniforme, unos 5 minutos. Podemos añadir en este momento un puñado de tomates cherry y volver a amasar para que se queden dentro de la masa.
Si lo hacemos con panificadora tendremos que recordar poner los ingredientes líquidos primero y, sobre ellos los sólidos. Seleccionar el programa de amasado. En este caso, si quieres incorporar el puñado de tomatitos a la masa, procura cortarlos en cuartos.
Levado:
Una vez amasado, dejamos reposar la masa aproximadamente una hora. Con estos calores, no hace falta más.
O podéis hacer como hice yo: meterla al frigorífico y dejarla hasta el día siguiente si os conviene más. A mí los levados largos me gustan mucho más que los cortos, el resultado mejora espectacularmente solo con dejar la masa reposar mucho tiempo en el frigorífico.
Damos forma a la focaccia de tomates cherry:
Volcamos la masa sobre la bandeja de horno forrada con papel de hornear.
(si hemos hecho el levado largo en el frigorífico, habrá que dejar atemperar un poco la masa, pero en pleno verano, en una cocina caldeada, con 10 minutos será suficiente).
Extendemos la masa con las manos empapadas en aceite, con cuidado de no rasgarla, aplastándola con los dedos para dejar estos marcados. Así la focaccia tendrá sus característicos hoyuelos.
Tendremos que extender la masa hasta que ocupe la totalidad de la bandeja de horno.
Disponemos los tomates cherry por encima, cortados a la mitad, pintamos toda la superficie con un poco de aceite de oliva (de nuevo yo usé el que iba aromatizado con romero) y dejamos reposar 30 minutos aproximadamente.
Horneamos
a 200ºC aproximadamente, calor arriba y abajo, pulverizando con agua de vez en cuando.
Unos 30 minutos serán suficientes, pero habrá que vigilar que la superficie comience a dorarse.
Sacamos del horno y si no se va a consumir inmediatamente, se deja reposar sobre una rejilla para que la base no se reblandezca.
Con las cantidades que os indico sale un pan muy grande, del tamaño de una bandeja de horno. Si queréis menos, podéis reducir las cantidades o, mi opción preferida,
partir en porciones individuales y congelar para su consumo futuro.
umh.. que pinta tan rica tiene 🙂 me han dado ganas de preparar una pronto, en casa gustan mucho. Un beso!
Recetas de una gatita enamorada