¿Cómo hacer churros en casa?
En otoño, con la bajada de las temperaturas, vuelven a apetecer meriendas calentitas: un buen café con leche, una taza de chocolate, un té o un colacao, ¡menuda delicia! Acompañado de unos churros caseros ya puede ser el no va a más. Porque hacer churros en casa no es tan complicado, pero hay algunos trucos que tenemos que tener en cuenta para que no sea un completo desastre. Hoy te los cuento.
Cómo hacer churros en casa
Hacer churros en casa no es muy difícil, ya lo veréis. La masa de churros es muy sencilla de hacer, podéis verla aquí: harina, agua y una pizca de sal, no necesita más. Cuando el agua rompa a hervir se echa la harina de golpe y se remueve con un tenedor o unas varillas para obtener una masa sin grumos.
Teniendo la masa aún templada, la metemos en una máquina de hacer churros. Es súper importante, quizá lo más importante de todo el proceso, asegurarse de que no queda ninguna burbuja de aire. Más adelante te explico porqué.
Una vez que la máquina esté rellena con la masa, ya sólo nos queda poner el aceite de oliva a calentar e ir echando la masa con forma de churro en el aceite bien caliente. Otra cuestión importantísima es usar aceite de oliva. Según Inblan, expertos en churros,*freír los churros con otras grasas de dudosa calidad afectará completamente a su sabor.
El churro tiene que quedar completamente sumergido en aceite hirviendo y ser sacado cuando esté doradito. A mí me gusta dejarlos escurrir sobre una rejilla para que suelten el exceso de grasa; por el contrario, nunca uso para estos fines papel absorbente ya que los fritos (y no sólo los churros) quedan más blandos al estar en contacto con la propia humedad que desprende.
Los churros pueden explotar
En serio. Y es muy peligroso.
Si quedan burbujas de aire al rellenar la maquina de churros con la masa, ocurrirá que habrá algún churro (o más de uno) que tenga en su interior esa burbuja de aire. Y al entrar en contacto con el aceite hirviendo, la burbuja “explota” y nos quemará.
Una quemadura con aceite es muy grave y más dependiendo de la zona del cuerpo donde nos ataque. Así que importantísimo: asegúrate de que, al rellenar la churrera, no queden burbujas de aire.
¿Cómo lo hago yo?
Pues nada, al rellenar mi churrera no sólo me encargo de ir metiendo la masa sin ton ni son, no. Echo un par de cucharadas de masa y remuevo bien aplastándola hacia abajo y cuidando de que quede totalmente compacta. Generalmente me ayudo de un palito de brocheta o del mango de una cucharita para detectar las traicioneras burbujas de aire y eliminarlas presionando.
Sólo cuando estoy segurísima de que no queda nada de aire en su interior, me decido a comenzar a freír mis churritos.
Una vez han escurrido y antes de que se enfríen, ¡los tenemos listos para consumir! Rebozados con azúcar, cubiertos de chocolate, mojados en café o según las últimas tendencias que triunfan en las redes sociales. ¿Tú cómo los prefieres?