Sal de albahaca
Hace unas semanas os enseñé una deliciosa focaccia en la que había usado sal de albahaca. Os prometí que os explicaría cómo preparar la sal de albahaca y aquí estoy.
El año pasado plantamos albahaca en nuestro huertito. Son muy buenas para las tomateras y las tomateras para albahaca. Se trata de plantas complementarias que se aprovechan la una de la otra y ambas salen beneficiadas. Y yo también, para qué negarlo porque la albahaca es mi yerbajo favorito en verano: me gusta tanto para aromatizar aceite, como para añadir a las ensaladas o a las pastas, para hacer pesto o para tocarla y aspirar su aroma.
Como os decía, plantamos mucha albahaca y creció de manera desmesurada. Algunas plantas eran tan altas como las tomateras, preciosas. Daba gusto pasar a su lado y salir de allí oliendo a tomate y a albahaca. Pero, con la llegada del otoño, tuvimos que quitarlas. Ni las tomateras ni la albahaca aguantan el frío del invierno y, además, necesitábamos el sitio para plantar el huerto de invierno.
Sal de albahaca
Me daba pena tirar esas hermosas plantas con hojas grandes y brillantes, así que vi en algún sitio de internet (y disculpad si no recuerdo dónde), la idea de hacer sal de albahaca y así poder conservarla y usarla durante todo el invierno. ¡Me pareció una idea brillantísima!
La sal de albahaca se puede usar tanto para aliñar ensaladas, como para aromatizar guisos de carne o incluso para darle un toque especial a algunos panes, tal como visteis en la focaccia o, en general, para sustituir a la sal en cualquier plato.
Además, es fácil de hacer y de conservar, así que vamos a por la receta, que sé que os va a encantar.
Ingredientes
- 200 g. de albahaca
- un puñado de sal gorda
Las cantidades variaran en función de la cantidad de albahaca que tengas. En mi caso, con las matas tan grandes que os cuento, teníamos muchísima albahaca, por lo que usé un kilo de sal gorda.
Pero si hacéis la sal de albahaca con una macetita o con un ramillete de los que venden en los supermeracados, con un puñado de sal gorda tenéis suficiente.
Elaboración
- Lava bien la albahaca, retira las hojas que estén un poco feas y los tallos más gruesos, así como las flores si es que tienes algunas.
- Seca la albahaca con ayuda de un centrifugador de verduras y sécala todo lo que puedas.
- Pon las hojas de albahaca y la sal en un procesador de alimentos (thermomix, picadora o similar; yo lo hice en thermomix) y tríturalo hasta que la albahaca se haya picado por completo.
En thermomix, 10 segundos velocidad progresiva 7-10 debería ser suficiente.
- Saca la sal de albahaca del procesador. Estará húmeda porque la savia de la planta habrá humedecido la sal, por eso necesitamos extenderla en bandejas y dejarla hasta que esté seca por completo antes de meterla en botes de cristal donde puedes conservarla durante meses.
Espero que os guste la idea de la sal de albahaca. Ya veis que lo más difícil de la receta de hoy es retirar las hojas de la albahaca de sus tallos más gruesos. Todo lo demás, es apto para principiantes.