Comenzamos la semana con novedades en el blog. Hoy inauguramos una nueva sección: una sección de guest post que llamaré “Cocinando con…” a falta de algo más imaginativo. Trataré de recopilar opiniones, experiencias, recetas o lo que al artista invitado le apetezca contar en este pequeño hueco virtual, siempre relacionados con la cocina, que para eso ésto es un blog de recetas 😉
Conocí a Lydia hace algo más de dos años, buscando un tutorial para usar inlinkz (todavía no sé bien como escribirlo sin buscar en google…). Pero con el tutorial de Lydia fui capaz de montar mi fiesta de enlaces al que ella, sin dudar, se apuntó. A partir de ahí, no hemos dejado de relacionarnos en la vida 2.0 porque esto de los blogs, ya lo sabéis, une mucho.
Cuando se me ocurrió la idea de abrir esta
nueva sección, fue ella la primera a la que se lo propuse. Aceptó inmediatamente porque ya os digo que Lydia lleva los blogs en el adn. No en vano tiene dos:
Historias de Pitufines en el que, en sus propias palabras, podéis encontrar planes con niños, manualidades, sorteos y mucho más (muchísimo más, os lo aseguro yo) y
Una madre en el dentista con consejos y muchos interesantes artículos para el cuidado de nuestra dentadura.
Pero Lydia también es mamá. Os dejo con ella para que os cuente cómo se relaciona con su cachorrita mayor también en la cocina:
Guest post
Cocinando con Lydia {Historias de pitufines}
No recuerdo cuando aprendí a cocinar, no recuerdo si alguien me enseñó, creo que más bien aprendí por observación, por leer después sobre recetas en blogs como este donde tengo el honor de escribir hoy y en el que me hace especial ilusión, aprendí también viendo videorecetas y aprendiendo cómo abrir una olla a presión sin que estalle.
He quemado unas cuantas lentejas, se me pasa casi siempre el arroz y tengo una lucha constante con las medidas de los ingredientes. Podéis pensar que tan solo es seguir la receta al pie de la letra pero no, no es solo eso, hay que hacerlo con mimo, con cuidado, te tiene que gustar y eso la receta lo nota.
Ahora es cuando estáis pensando que se me ha ido la cabeza, pero no, es como cuando cuidas una planta y algunos le hablan porque creen que crece mejor y más fuerte. Yo no le hablo a la judía verde, ni le canto al filete de pollo, pero si intento ponerle todo mi entusiasmo y mis ganas a cada cosa que cocino.
El caso es que cuando te haces madre, una de las cosas que más miedo me daba era que apenas sabía nada de cocina “de madre o de abuela”, ojo, que también hay “cocina de padre o abuelo”, pero ya sabéis que se oye más lo primero. Esas recetas, los pucheros, las comidas de cuchara, los platos algo más ricos, porque cuando sois dos nada más, lo de comer algo un poco más elaborado, trabajando, y disfrutando el tiempo libre, pues como está algo apartado, pero cuando tienes que dar de comer a tus hijos, ya no vale el cenar un huevo frito, ya tienes unas criaturitas a las que debes darle una alimentación equilibrada, aunque tu luego te vayas comiendo las sobras de los días.
Aquí es donde empecé a interesarme algo más por la cocina, por las recetas de toda la vida, como las lentejas, que como ya os he contado, se me quemaron más de una vez. El caso es que consigues salir del miedo inicial a que estalle la olla a presión, a que te salte el aceite, ya ni hago mueca de dolor cuando me pasa, y consigues cocinar.
Y los niños crecen, y crecen sanos, que curioso, al final sabes cocinar.
Y llega un día en que tu hija de 10 años te dice, te pide más bien, que la enseñes a cocinar.
No se si por MasterChef Junior, porque le gusta la cocina, porque se hace mayor y quiere poder hacer más cosas ella sola, el caso es que mi hija mayor, con mi ayuda, ya sabe hacer algunas recetas que yo aprendí mucho más tarde que a la edad de mi hija.
Le encanta hacer lentejas y pasta y todo lo que lleve chocolate. Corta y pela patatas, le encanta empanar y ver como hace chup-chup el agua.
Intentamos hacer recetas, copiando (Verónica no me mates) las recetas de éste blog, pero a veces no salen muy bien, digamos…que nos cuesta seguir los tiempos de espera, o las medidas de los ingredientes no nos lo tomamos muy enserio pero oye, pasamos un buen rato cocinando juntas y creo que eso es lo importante.
Pasar tiempo de calidad con nuestros hijos es lo que realmente necesitamos, ya sea cocinando, haciendo manualidades como también hacemos, paseando…, hay un montón de actividades para hacer algo juntos.
No sé cuánto tiempo le durará esta curiosidad por cocinar, por aprender a hacer platos cotidianos, por querer pasar tiempo juntas cocinando, pero os aseguro que intentaré que sea todo lo posible y todo lo que ella quiera.
Mientras tanto, seguiremos intentando hacer más recetas de este blog, los bollicaos caseros los tengo pendientes de mejorar y queremos probar a hacer los panecillos de leche, ¡a ver qué nos sale!