Tarta fría de limón {súper fácil}

Llevo años haciendo en verano esta tarta fría de limón porque es muy fácil, porque los cachorritos de toda la familia (no sólo los míos) se lo pasan pipa ayudándome a prepararla (y yo me lo paso pipa viéndoles hacer zumo de limón con esas manitas y removiendo los ingredientes) y porque es refrescante y muy vistosa, ideal para las sobremesas veraniegas.

Si tenéis necesidad de hacer un postre fresquito que no os dé mucha guerra, esta es vuestra tarta, os lo aseguro. Es fácil (pues no os digo que la hacen los niños de la familia) y no necesita ni horno ni gelatina ni nada raro: con sólo tres ingredientes tienes una tarta que se hace en menos de media hora. Eso sí, luego tiene que reposar en la nevera o en el congelador para que quede bien fresquita, pero eso ya no da trabajo, ¿no?

De verdad, tenéis que probarla.

Pero, si queréis una tarta veraniega y algo más dulce, os sugiero probar con la tarta de tres chocolates versión cuqui o con la tarta de melocotón, deliciosa y con fruta de temporada, siempre sorprende.

 

 

He de decir que la receta original es del blog de Juanan Sempere, pero yo la hago tal cual sus indicaciones, aunque con manitas infantiles 🙂

Tarta fría de limón

Ingredientes

• 370 g. de leche condensada (un botecito de los pequeños),
• 400 ml. de nata para montar,
• 150 ml. de zumo de limón (aproximadamente el zumo de 2 limones)
• 20 galletas (aproximadamente).
  Usa las que más te gusten: si el molde es rectangular, lo fácil es que las galletas también lo sean, pero no es imprescindible.

Si usas galletas sin gluten y/o sin huevo, esta receta puede ser #sinhuevo #singluten, pero recuerda leer bien siempre los ingredientes de los procesados que utilices, especialmente la ausencia de trazas, cuyo etiquetado no es obligatorio.

 

 

Elaboración:

cómo hacer la tarta fría de limón súper fácil, sin horno, sin gelatina

1. En un cuenco grande, mezcla la nata con la leche condensada.
2. Añade el zumo de limón y remueve bien ayudándote de una espátula de silicona.
   Verás como, a los pocos minutos, la mezcla adquiere una consistencia densa.
3. Ya sólo nos queda montar la tarta: forra el molde elegido con papel film o con papel de horno y extiende 2 o 3 cucharadas de la crema de limón.
   Sobre ella, coloca una capa de galletas y, de nuevo, 2 o 3 cucharadas de crema de limón. Continúa alternando galletas y crema de limón hasta terminar con todos los ingredientes: la última capa tendrá que ser de crema.
4. Cierra el papel film y lleva la tarta al frigorífico o al congelador.
   A mí me gusta más que repose en el congelador para que esté muy fría, casi con la textura de un helado. Si reposa en la nevera, necesitará un mínimo de 4 horas. En el congelador quizá algo menos, pero lo bueno de esta tarta es que la puedes hacer con antelación de un par de días o tres sin problemas.
5. En el momento de consumir saca la tarta del frigorífico o del congelador y decórala a tu gusto. En esta ocasión he optado simplemente por triturar un par de galletas y ponerlo por encima, pero le van muy bien unas frambuesas o moras congeladas.

Para cortar la tarta, si estaba congelada, simplemente moja el cuchillo en agua caliente.

Un consejo:

no escatimes con la cantidad de galletas porque la crema tiene un sabor muy intenso a limón que necesita del contraste de las galletas para que no sea muy agresivo al paladar. Por lo demás, mira que yo soy de repostería sencilla; pues no creo que encuentres en este blog una tarta más fácil y apta para no iniciados en la cocina que ésta. Y con un resultado excelente, la verdad, que lo uno no quita lo otro 😉

 

 

¡Felices tartas veraniegas!