Risotto de calabacín
¡Lo que nos gusta en esta casa un risotto! El de hoy es un delicioso risotto de calabacín preparado por la cachorrita pequeña.
El calabacín es uno de los productos estrella de la huerta de verano: de cultivo relativamente fácil, aguanta temperaturas elevadas (aunque necesita bastante riego y cuidados para que la hoja no desarrolle un hongo que les ataca frecuentemente: el oídio) y ofrece un montón de posibilidades en cocina.
En casa somos muy aficionados al calabacín. Nos gusta en casi todas sus variantes y cocinado de cualquier manera; incluso lo comemos crudo en tartar o en sándwich.
Pero la cachorrita pequeña llevaba tiempo queriendo prepararnos un risotto de calabacín: el año pasado estuvo en un campamento urbano de cocina en De olla y sartén. Lo disfrutó como la enana que es porque a ella lo de cocinar con cuchillos de verdad sin que papá o mamá le digan cómo hacerlo (se ve que si lo dice un monitor, es distinto, yo qué sé…) le encanta.
Y una de las recetas que hicieron allí y que se encargó ella misma de elaborar con mimo y precisión, fue el risotto de calabacín. Desde entonces llevaba mi pobre con ganas de prepararla en casa para nosotros.
Risotto de calabacín
Ingredientes
- 50 g. de mantequilla,
(puedes sustituirla por aceite de oliva, si prefieres) - 1 litro de caldo de verduras,
- 100 ml. de vino blanco,
- 600 ml. de arroz arbóreo,
(el arroz se mide por volumen mejor que por peso, es mucho más cómodo. Sólo tenéis que buscar una jarra medidora)
- cebolla mediana o 4-5 chalotas,
- 500 g. de calabacín (2 calabacines grandecitos)
- 350 g. de lacon,
- 50 g. de queso parmesano rallado,
- sal y pimienta al gusto.
Receta apta para alérgicos al huevo, así como para personas que no puedan consumir gluten.
Presta especial atención al etiquetado de los ingredientes envasados: en este caso el queso rallado y el lacón que pueden contener trazas.
Cómo hacer el risotto de calabacín
Ya sabéis que el risotto es un plato italiano a base de arroz. Suelen usarse las variedades arborio o carnaroli, que son variedades de arroz de grano corto y alto contenido en almidón. Esto facilita que el risotto se quede cremoso como manda la tradición: los italianos dicen que el risotto ha de quedar cremoso, no caldoso, que pueda comerse con tenedor.
Además, gracias a que se impregna de grasa antes de cocerlo (el paso previo es, como veréis, saltearlo en mantequilla o aceite) y a que el caldo de cocción se agrega poco a poco y siempre caliente, el grano queda al dente, no pasado ni deshecho.
En esta ocasión, además, hemos hecho el risotto de calabacín en dos texturas: la mayor parte está integrado en el sofrito, pero hemos reservado otro poco para cortarlo en brunoise y añadirlo casi al final: son esos trocitos que veis en las fotos.
Preparando todos los ingredientes:
- Pela el calabacín. Pártelo en brunoise (pequeños cuadraditos todos más o menos del mismo tamaño) y reserva.
- Pela la cebolla y pártela muy fina al gusto. Nosotros siempre lo hacemos con picadora por comodidad y para que quede bien fino. Reserva.
- Parte el lacón en trozos de bocado. Reserva.
- Pon el caldo de verduras a calentar, sin que llegue a hervir: recuerda que para hacer risotto el caldo tiene que estar siempre caliente.
El sofrito:
- Pon la mantequilla en una cazuela. Cuando se derrita, añade la cebolla picada y deja que se cocine a fuego suave hasta que empiece a estar transparente.
- Saltea ligeramente el lacón, retira y reserva.
- En la misma cazuela y con la mantequilla que quede, saltea los dados de calabacín, reservando 3 o 4 cucharadas para el final.
- Añade el arroz y remueve para que quede bien impregnado de los sabores del sofrito y salpimenta al gusto.
- Rehoga durante 2 o 3 minutos, añade el vino blanco y sube el fuego para que se evapore todo el alcohol.
Es el momento de empezar a añadir el caldo
Cuando se haya evaporado el alcohol del vino, es el momento de comenzar a añadir el caldo al risotto de calabacín.
Recuerda que el caldo tiene que estar siempre caliente: mantenlo en el fuego sin que llegue a hervir y comienza a añadirlo al arroz cazo a cazo sin añadir el siguiente hasta que el arroz haya absorbido todo el líquido.
Mientras añades el caldo, remueve el risotto para que el arroz suelte el almidón y quede con la textura adecuada.
Cuando se termine el caldo, echa el queso rallado, el lacón y los taquitos de calabacín que tenías reservados; remueve para que se integre todo bien y deja reposar 5 minutos para que los sabores se afiancen.
¡Ya tienes el risotto de calabacín listo para comer!
Es una auténtica delicia que no te puedes perder, ¿qué me dices? ¿Que quieres más rectas de risotto? No te preocupes, que tengo para todos los gustos:
- fusionando: risotto de pulpo,
- de pescado: risotto de atún o de salmón,
- de verduras: risotto de calabaza.
¡Felices risottos!
¿Necesitas una cazuela nueva? ¿Un cazo para mantener el caldo caliente mientras haces el risotto o una picadora para cortar bien finas las verduras del sofrito?
Vaya, que sabrosa receta, seguro ahora mis hijos si se comeran el calabacin, gracias por compartir esta receta.