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Focaccia de cerveza

por Verónica · Publicada 30/03/2017 · Actualizado 03/04/2017

Los reyes magos son muy listos: dejaron en casa un librito lleno de recetas parha hacer pizza y focaccia. Estoy segurísima de que sabían que nos gusta pasar los domingos de invierno al abrigo del hogar, debajo de la manta, viendo una peli con los cachorritos y jugando al rummy.

En casa disfrutamos mucho de estos momentos y, de hecho, los hemos convertido en sagrados: los domingos por la tarde, si nuestros compromisos familiares nos lo permiten, nos quedamos en casa para estar los cuatro juntos en el sofá. Ya veremos cuanto dura, pero por ahora los cachorritos lo disfrutan tanto como los papás.

Así que, para terminar la semana de una forma estupenda, después de la peli, de la sesión de rummy (donde dice rummy puedes leer también monopoly), hacemos una merienda cena no muy tardía para que todos podamos acostarnos pronto y empezar el lunes con buen pie. Cosa harto complicada, lo sé, pero si te levantas el lunes con el recuerdo de la focaccia que cenaste el día anterior, la cosa cambia, te lo puedo asegurar.

La focaccia, como seguramente sepáis, es un pan plano italiano. Existen diferentes focaccias, según el tipo de ingredientes y la región, aunque parece que su origen está en la época etrusca, en la Liguria. Generalmente suele cubrirse y aromatizarse con hierbas y otros alimentos, pero nosotros la hemos hecho, en esta ocasión, con cerveza.

Una cerveza de producción casera que hace mi primo. Como a nosotros no nos gusta la cerveza, cada vez que nos regala una botellita, la usamos para cocinar. Así fue como decidí preparar esta deliciosa focaccia de cerveza.

Receta de focaccia de cerveza

En esta ocasión, hemos amasado la focaccia con la panificadora, porque así pudimos echarnos una siestecilla mientras ella trabajaba para luego continuar con el proceso, pero os recuerdo que podéis amasar también a mano o con ayuda de la thermomix.

Para la masa:

300 ml. de cerveza
15 ml. de aceite de oliva virgen extra
500 g. de harina de panadería
10 g. de levadura fresca de panadero
10 g. de sal

Para la salmuera:

50 ml. de agua
25 ml. de AOVE
3 g. de sal gruesa.

Vamos a elaborar primero la masa:
si lo hacemos en nuestra panificadora, colocamos en la cubeta todos los ingredientes (sólo los de la masa) en el orden que están indicados y seleccionamos el programa de amasado con levado que dejaremos terminar hasta que finalice. Ésto incluye ya el primer levado.
Si lo hacemos con la thermomix, colocamos en la jarra todos los ingredientes de la masa y seleccionamos la opción “espiga” durante 5 minutos, hasta tener una masa lisa y brillante. Pasamos a un cuenco ligeramente aceitado y cubrimos con un trapo limpio. Dejamos reposar hasta que doble su volumen (entre una hora y dos horas, dependiendo de la temperatura exterior)
Precalentamos el horno a 200ºC.
Cuando la masa haya doblado su volumen, la volcamos sobre la superficie de trabajo ligeramente enharinada y la amasamos sólo un poco para desgasificar. A continuación, la estiramos con un rodillo hasta dejarla de un espesor de 1 cm. aproximadamente y la pasamos a una bandeja de horno forrada con papel de hornear.
Una vez que tengamos la focaccia sobre la bandeja de horno, haremos los agujeritos típicos clavándole los dedos. Estos agujeros nos van a servir para que la salmuera penetre.
Preparamos la salmuera
mezclando en un tarrito de cristal con tapa todos sus ingredientes y agitando para que se mezclen bien y el aceite emulsione y pintamos toda la superficie de la focaccia con esta mezcla.
Horneamos a 200ºC, calor arriba y abajo durante 20 minutos aproximadamente o hasta que veamos que está doradita.
Sacamos del horno y ¡¡a disfrutar!!