Carne a la piedra
Las comidas y cenas navideñas se acercan ahora inexorablemente y hay que ir pensando qué servir en nuestras mesas. Necesitamos opciones que gusten a todos los comensales y que no den un trabajo excesivo a los anfitriones. La solución que hemos encontrado este año en mi familia ha sido servir como plato principal una carne a la piedra.
Carne a la piedra: cocinado la carne al punto deseado
¿Se os ha ocurrido alguna vez el rollo que es para la persona que está cocinando en casa preparar la carne a cada comensal en el punto que le gusta. No nos engañemos: somos todos muy especialitos: “huy, qué cruda”, “a mí tan pasada no me gusta”. Y ahí está el pobre cocinero acordándose de que la suegra quiere el filete pasadito, pero el cuñado quiere ver sangre.
Ventajas
¿La solución? Hacerse con unas piedras para cocinar carne y dejar que cada uno se lo haga a su gusto y en el momento. Así nadie se come la carne fría: todo son ventajas.
Por tanto, a modo de resumen, las ventajas de cocinar estos días una carne a la piedra son, entre otras:
- cada comensal puede elegir el punto en el que quiere consumir su carne,
- el anfitrión no tiene tanto trabajo a la hora de cocinar el plato principal,
- todo el mundo come la carne caliente y recién hecha.
Piedra volcánica
Por su durabilidad, la facilidad de conservación y el sabor que aportan a las carnes, lo mejor es hacerse con un utensilio de piedra volcánica.
Existen otros materiales en el mercado, pero el hecho de someterlos a cambios constantes de temperatura, hacen que terminen rajándose a medio plazo. Por eso, lo ideal es una piedra volcánica que, además, tiene la ventaja de que, al cabo de unos cuantos usos y gracias a la grasa que la carne va soltando, se vuelve antiadherente.
¿Qué carnes usamos para cocinar a la piedra?
Puesto que vamos a cocinar la carne sin más aditivos que un poco de sal, tenemos que elegir carne de buena calidad y, preferiblemente, piezas que tengan cierto contenido en grasa para que salgan jugosas y sabrosas.
Son perfectos para preparar a la piedra el secreto ibérico, la pluma ibérica, la carne de buey e incluso la carne de vaca madurada que está tan de moda ahora. Pero no desdeñemos el uso de unos solomillos de pollo de corral para aquellos que prefieren carnes más suaves o magras.
Le pediremos a nuestro carnicero de confianza que nos prepare las piezas en trozos pequeños aptos para cocinar a la piedra y tendremos a mano también sal gruesa para añadir a la piedra.
Como calentar la piedra
Ahora que tenemos nuestra piedra volcánica y la carne lista, llega la hora de la cena, ¿cómo lo organizamos todo?
Pues bien, si la carne ya está partida como os he indicado antes, hay que sacarla de la nevera una media hora antes para que se temple y no esté fría del todo al ponerla sobre la piedra. Para piezas más grandes, aumenta el tiempo. Ten siempre en cuenta que si la carne se pone fría sobre la piedra no se cocinará bien y la piedra rápidamente de temperatura, lo cual dificultará el cocinado de piezas posteriores.
La piedra se calienta con el horno al máximo. La temperatura recomendada es de entre 250 y 300º, pero la mayoría de los hornos domésticos no superan los 250º.
Debes dejar la piedra en el horno hasta que esté bien caliente: recuerda que tiene que alcanzar esos 250º lo que, dependiendo del grosor de la piedra, puede llevar una hora o más.
Coloca la piedra sobre un soporte en la mesa y, si tienes quemadores, enciéndelos. Los quemadores sirven para mantener la temperatura de la piedra durante más tiempo, no para calentarla desde el principio puesto que no tienen potencia suficiente para ello.
¡Ya estás listo para disfrutar de tu cena de navidad!
Puedes acompañar la carne con una salsa o disfrutarla tal cual. A este tipo de carne le va muy bien una salsa de frambuesas, por ejemplo.
Y, por supuesto, no te olvides de la guarnición para que la comida sea un éxito.